“Antes no buscábamos el rendimiento de las marcas, sino lo que nos indicara el corazón”

Durante la cuarentena por el coronavirus, Carlos Garrido pasó por los micrófonos de Mundo Sport y repasó toda su carrera dentro del Turismo Carretera. Además, el piloto de Mar del Plata se refirió a cómo era el automovilismo de aquel tiempo y también habló de la situación actual.

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La charla con Carlos Garrido:

¿Cómo va la vida con la pandemia?
Nos cambió todo, igual yo en la mañana salgo a trabajar. Lo hago en una pesquera, pero en la tarde vuelvo y me quedo en casa. Creo que esta pandemia nos va a cambiar la forma de vivir a todos los argentinos. También el cambio se va a dar en la mentalidad.

¿Te dejó muchos amigos el automovilismo?
Si, me dejó muchos amigos. Yo empecé a correr con casi 18 años en el zonal y tuve la suerte de ganar tres campeonatos en una categoría con un Chevrolet 4 litros, luego pasé a la clase B corriendo con motores Peugeot donde también salí campeón. Después, en el año 1986 inicié mi carrera en el TC y tuve la suerte de entrar en la historia de la categoría ganando dos carreras. 

¿Cómo fue aquella victoria en Buenos Aires?
Me costó muchísimo poder ganar, tuvimos mucha mala suerte, en muchas carreras estábamos para ganar y veníamos bien, pero por diferentes motivos no se me daba. Ese día teníamos un auto bárbaro, veníamos barbaro y la última vuelta de la primera carrera tuve mucho cuidado, dejé acercarse mucho al Chueco Romero, pero tenía auto para ganar y llegamos tranquilos Ganar en Buenos Aires era lo máximo, el triunfo lo conseguimos en la Catedral del Automovilismo. El auto tuvo un rendimiento espectacular, pero había muchos que tenían autos muy buenos, ahí la diferencia la marcó el chasis, que iba muy bien. Nosotros veníamos de la ruta, pero Tulio Crespi hizo un gran trabajo para que el auto anduviera muy bien en la pista. Tulio le dio otro formato al TC en lo referente a los chasis.

¿Vos creés que un piloto de ahora podría aguantar 10 años para conseguir su primera victoria?
Yo creo que todo va en el empeño y el entusiasmo que uno tiene. A mí el automovilismo fue parte de mi vida. Dejé muchas cosas de mi vida por el automovilismo, por eso yo estaba convencido que en cualquier momento de iba a dar la victoria porque siempre tuve buenos parciales, sólo tenía que redondear. Me tocó esperar 10 años, la espera va a depender de las ganas de triunfar de cada uno.

¿Cómo ve el futuro inmediato del TC si es que vuelve la actividad?
Me tiene muy procupado como a muchos que integramos esta familia que se llama ACTC. No sabría decir porque la economía de este país se va resquebrajando día a día. Estamos todos muy preocupados.

¿De las carreras que ganaste en Buenos Aires, cuál fue la más complicada?
La primera, lejos la primera. Yo tenía una diferencia importante con el Chueco Romero y en una vuelta, por frenar muy lejos tanto en Ascari como en la Horquilla, llegamos muy juntos. En la seguda la definición fue con Patita Minervino, primero sufrí el sobrepaso de Emilio Satraino a quién después volví a superar. Después me pasó Minervino, pero lo pasé nuevamente. Ya me había sacado la mochila de encima, entonces viajaba mucho más relajado y la carrera era otra cosa.

¿Porque siempre apostaste a la marca Chevrolet?
Eso fue porque siempre fui hincha de Chevrolet, toda la vida corrí con esa marca, en el zonal y después en el TC. Creo que antes no buscábamos tanto el rendimiento que podía tener una marca u otra. Era más importante lo que indicaba el corazón.